El agua supone entre un 50 y un 70% de nuestra masa corporal, y cuando disminuye ese porcentaje, el funcionamiento de los órganos puede encontrarse con dificultades. Es lo que ocurre si llegamos a deshidratarnos, una situación en la que se puede deteriorar rápidamente la función renal, llevando incluso a la aparición de arritmias.
Por eso, especialmente en verano, cuando perdemos más líquido del habitual por el calor, debemos estar alerta para adelantarnos a una posible falta de hidratación. Las altas temperaturas hacen que sudemos más, lo que significa pérdida de líquido, y de ahí la insistencia de los especialistas en que prestemos atención a las necesidades de agua de nuestro cuerpo sobre todo en época estival. La clave está en beber un mínimo de agua diaria, incluso aunque no tengamos sed, para cubrir la demanda de hidratación del organismo asegurándonos de que nuestros órganos funcionan como deberían, incluido el corazón.
Síntomas ante los que estar alerta
Además de la sed, hay otros signos que nos avisan de que necesitamos hidratarnos. Especialmente en ambientes calurosos, la sed puede acompañarse de:
- Mareos.
- Cefalea.
- Aletargamiento.
- Boca seca.
- Calambres musculares.
- Sudor frío.
- En situaciones extremas, visión borrosa e incluso pérdida de conocimiento.
Recomendaciones
Dado que nuestra capacidad para almacenar agua en el organismo es muy limitada, necesitamos consumirla diariamente. Sin embargo, las necesidades varían de unas personas a otras y también dependen de las condiciones ambientales y de la actividad física desarrollada. En cualquier caso, si llegamos a tener sed es que ya hemos llegado tarde porque hemos comenzado a deshidratarnos. Como norma general se recomienda que los niños de entre 9 y 13 años consuman unos 2,1 litros diarios y las niñas, 1,9. A partir de esa edad, las mujeres deberían consumir al menos 2 litros diarios, algo más si están embarazadas o en periodo de lactancia, mientras que para los hombres la cantidad aconsejada es de 2,5 litros.
Además, estas recomendaciones pueden servir de ayuda:
- Evita en lo posible estar en espacios abiertos sin sombra en las horas centrales del día.
- No esperes a tener sed para beber agua.
- Consume alimentos ricos en agua como frutas y hortalizas frescas.
- Controla la ingesta de alcohol.